Quienes me conocen, saben sobre mi posición contraria hacia la alta dependencia por parte de emprendimientos sociales y culturales, por los recursos del estado.
Soy del crudo pensar que quien lo hace tiene poca capacidad de innovación y diferenciación, por lo que asumirse en la responsabilidad económica de otro es más fácil, así el emprendimiento termine siendo poco sostenible en el tiempo. No quiero decir con el comentario que no pueda recurrirse a la fuente de financiamiento público. Pero supeditar el funcionamiento, la operación y el éxito de la organización a estos recursos, es grave.
La identificación de oportunidades sociales como lo expuse en el artículo anterior, debe ser una tarea sin fin del gestor social, que busca opciones en los sectores tradicionales del área social (ODS, salud, educación, medio ambiente, equidad de genero, niñez y juventud, acceso a las TIC, etc.) con el fin de mejorar la oferta de servicios/productos sociales a la comunidad. Sin embargo, y dadas las tendencias del empresarismo social, indagar en la posibilidad de generar alianzas con otros sectores económicos que han sido ajenos o lejanos al tema social, puede redituar en algo positivo. Algunos campos en donde pueden presentarse oportunidades para ideas de negocio generadoras de impacto social sostenible -GISS- son:
1. Empresas Híbrido: Tema de profundización en un próximo blog, son organizaciones que combinan dentro de su modelo de negocios la lógica de la generación de impacto social, con la lógica comercial para alcanzar su sostenibilidad. Este tipo de empresas busca la creación de valor social y económico a la vez sin reñir entre ellos, y "(...)es una manera nueva de combinar la creatividad y el dinamismo de los negocios con el idealismo y el altruismo (...)" como lo propone Muhammad Yunus en su libro Empresas para Todos.
Buscar oportunidades de negocio en otros sectores económicos, analizando las tendencias de consumo o las potencialidades de la región, pueden ser de gran ayuda para la toma de esta decisión.
Tal es el caso de Vision Spring, empresa social que busca mejorar la visión de personas de bajo nivel de ingresos, con la venta de lentes para ellos, construyendo una red de ventas con organizaciones sociales para alcanzar su meta.
2. Creación de contenido social: Promover acciones y formas que busquen informar, educar, reflexionar, conscientizar o transformar a una comunidad en el tema social objeto de la organización de manera creativa e innovadora, puede convertirse en una muy buena fuente de ingresos sin perder el foco temático principal de ella. Al ser conocedores de los temas sociales y de los modelos de intervención para generar el impacto social, la alianza con empresas dedicadas a la creación de contenidos, al entretenimiento o a la producción artística en general, puede resultar en una opción estratégica de mucha conveniencia por parte de la organización social que pretenda incursionar en este campo. Psicólogos escribiendo guiones para artistas de la ilustración para la producción de cómic de salud sexual y reproductiva; El gestor ambiental que promueve una serie web con un productor audiovisual para un cortometraje sobre el tema; el videojuego que promueve la educación infantil, son algunos casos a considerar.
Un par de ejemplos pueden clarificar el asunto: El primero, SuperBetter de Jane McGonigal, un juego de realidad virtual que busca mejorar la depresión, ansiedad y problemas de personalidad de las personas que lo juegan, a través del cumplimiento de retos y misiones. El segundo, es la serie web En Transito , un proyecto audiovisual para promover la diversidad sexual.
3. Alianzas con empresas del sector tradicional: Si lo suyo continua en las formas clásicas de gestión social, una buena opción de mejorar los ingresos es a través del acceso a programas de RSE con una variación en el discurso social que promueve la estrategia: Realizar acciones empresariales sociales conjuntas, de relaciones gana-gana, sin la visión asistencialista o de caridad propia del sector, en donde pueda garantizarse a la empresa patrocinadora el mejoramiento de indicadores del orden empresarial más allá de los sociales, relacionados con los ingresos, la imagen corporativa, el clima organizacional o de las relaciones públicas, entre algunos otros.
Programas sociales sustentados en acciones empresariales como: Promociones tipo la tapa paga, compra y descubre; desarrollo de estrategias de outsourcing relacionadas con la producción la comercialización o la realización de tareas de apoyo administrativo, o, la ejecución de campañas de mercadeo social de manera conjunta, pueden ser algunas de las formas de promover una alianza duradera y del interés de ambas organizaciones.
Puede ser el ejemplo de Makaia, una organización sin fines de lucro que pretende en su objeto básico, construir alianzas y relaciones orientadas al desarrollo social y económico, potencializando las capacidades de terceros, para generar impacto social en su área de gestión relacionada con la transformación digital.
Las formas de gestión social más que cambiado, han evolucionado. Ahora son estratégicas y menos asistencialistas o de caridad. Quien invierte en una organización, programa o producto social, espera una retribución representada en la creación del valor social y económico tanto para ella como para la organización social, pues en dicha creación de valor, se encuentra la generación de impacto social sostenible requerido. De allí la importancia de tener ideas sociales que puedan transformarse en emprendimientos, programas, proyectos o productos innovadores ajustados a las nuevas realidades y en ello, el gestor social tiene un rol protagónico que cumplir.