sábado, 22 de octubre de 2022

FONDOS INSUFICIENTES

   Todo comenzó una noche cuando en la oscuridad de la habitación mi señora dijo en tono de a punto de dormirse, “Pues inicia sin plata”. Lo hizo así no más, sin pelos en la lengua, escueta, cruda, cansada de escuchar mis lloriqueos por qué no tenía dinero para iniciar mi nuevo emprendimiento.  

   Fruncí el cuerpo y abrí los ojos al escucharla. Clavé la mirada hacia el oscuro infinito del techo, aclaré la garganta un par de veces para decir “Imposible. Nadie arranca negocios sin plata. El billete es esencial...”, pero ella se adelantó a mi discurso lastimero diciendo que “puede con toda la juguetería[1], como tú lo quieres no, pero ¿qué tal arrancar por partes?”

   No entendí mucho lo que quiso decir con “por partes”.

   Poner un negocio sin plata es extraño, pero por partes no me era claro, en especial, cuando era de una fábrica de helados que se trataba, cuyo proceso productivo no concebía partes y la inversión necesaria para el inicio, no era de poca monta: USD 100 mil de la época.

   Ella continuó su retahíla. “La queja es que no hay dinero suficiente para la compra de máquinas, materias primas, pago de empleados y otras obligaciones. Solo contamos con la idea, el concepto y el diseño de un modelo de negocios que, para operar en un papel, no sirve”, agregó, dejando un espacio para tomar aire y continuar. “Aquí es cuando haces valer la capacidad de emprendedor innovador de la que tanto alardeas. La plata siempre será un obstáculo, un recurso insuficiente para los negocios, pero no por ello, se dejan de montar”

   Su reflexión me dejó con más insomnio del que mantenía desde que me dediqué a ser emprendedor. Luego, ella dio la estocada final.  “Mejor contactos que plata. Piensa en tus capacidades y en tu networking. Hasta mañana”

   Quedé en shock.

  Y es que la falta de billete[2] para arrancar un negocio con todas las de la ley es de las mayores frustraciones que vive un emprendedor que ha cumplido con los requisitos para avanzar en la ruta de emprendimiento (ideación, conceptualización, diseño del modelo, etc.).

   Se me altera la boca del estómago recordando la cantidad de pitch que he hecho ante potenciales inversionistas, entidades de fomento, bancos, concursos de emprendimiento, prestamistas del gota a gota, familiares, amigos, y tener que aplazar el sueño de iniciar lo mío ante la falta de capital. Mil latigazos me di tildándome de bueno para nada ante el fracaso, puse en duda mi capacidad llegando a estados de ansiedad y depresión que parecían quedarse para siempre, al no ver el horizonte de independencia económica y social libre de nubes negras.     

   Lo sufrí por años.

   Lo de la dependencia absoluta hacia el dinero para arrancar negocios.

   Lo hice hasta que me vi cuentas bancarias resteadas de billete, las deudas atrasadas se convirtieron en el motivo principal de las llamadas al celular, y las centrales de riesgo arrasaron con mi buen nombre degradando mi honra hasta convertirme en una alerta roja para el sistema financiero del país y del mundo.

   Pero fue  la conversación de aquella noche la que me sacó del letargo, la oscuridad, y puso a brillar en mi la ilusión, la que me dio el punto de giro necesario para entrar en escena de nuevo y comprender que había muchas formas de iniciar un negocio, en especial, sin dinero de por medio.

   No fue de  la noche a la mañana que los descubrí. Días y noches sentado al frente del computador, de consultar con expertos (después me convertí en uno de ellos) y de conocer algunas historias emprendedoras que lo habían hecho, me llevó a la conclusión de que era posible hacerlo.

    Actué de inmediato.

   Cero procrastinación.  

   Inicié el negocio de los helados y lo mantuve sostenible y rentable hasta que un amigo se interesó por él y lo quebró por mal manejo al corto tiempo. Pero eso hace parte de otra de historia que ojala pueda compartirles luego.

   Aquí, propongo tres formas que encontré para iniciar con fondos insuficientes negocios propios o hacer parte de uno.

   Mejor el 1% de algo que el 100% de nada. Si se tiene identificado el potencial de la oportunidad de negocio (respaldada en estudios), pero no hay plata para iniciarlo, la opción propone la cesión de participación accionaria en favor de socios capitalistas ofreciendo para hacer parte de la sociedad, aportes representados en estudios de oportunidad o investigaciones necesarias para la operación del negocio, o la ejecución de tareas propias del inductor o componente de valor[3]bajo la figura de socio industrial, sin colocar dinero.  

   La figura, útil para ser aplicada en cualquier tipo de negocio, ofrece la posibilidad de ser socio con los mismos derechos y deberes que otro, y recibir sueldo o remuneración como empleado, en caso de vincularse laboralmente con la naciente empresa. Estudiar la legislación comercial de cada país, recurrir a técnicas reconocidas de valoración de intangibles para medir el aporte industrial (know How, trabajo especializado, estudios, etc.), serán una buena base para estimar el valor de la contribución y  su correspondiente participación en el patrimonio de la sociedad.

   Toma pedidos: La opción es recomendable para negocios que requieren altas inversiones de capital en activos y no hay interés por tener socios. En ella, el emprendedor a) identifica el potencial del mercado del producto/servicio a ofrecer, b) conceptualiza la idea y define su inductor o componente de valor, c) diseña el modelo de negocio y con el define la estructura de proveedores (producción, logística y distribución) y d) sale al mercado a vender el producto de su interés. Fue como me inicié en el negocios de los helados.

   Saben que no tenía nada, solo la idea, su concepto y el modelo definidos, por lo que, después de hacer la tarea, me dediqué a recorrer la ciudad buscando colegios, tiendas de barrio y heladerías, para tomar pedidos que llevaba a una planta productora que quiso apoyar mi forma de trabajo, para su fabricación y distribución. Así inicié el negocio que con el tiempo vendí, pero que me permitió dar cuenta que sin plata si era posible y que no era necesario montar una planta propia con toda la juguetería, como mencionó mi señora. Concentré mi atención en el inductor de valor del negocio que, para mi caso, lo respaldé en el fortalecimiento de la marca y en todo lo que ello implica (no es solo nombre), respaldado con contratos de propiedad intelectual y confidencialidad. Si me preguntan cómo saqué adelante el negocio, respondería que debido a su correcta conceptualización (competencias fundamentales: arquitectura)[4] al diseño del modelo de negocios, y, a mi capacidad de construir networking acompañado de la siempre obsesiva concepción de tener algo con alto sentido de diferenciación.    

   Know How:  Hoy en día, justo a cumplirse el primer cuarto del siglo 21, el siglo del emprendimiento, la innovación, la revolución digital, la economía de la experiencia, la transformación y el conocimiento, ofrecen más oportunidades de montar empresas que no requieren de capital para comenzar. Hacer, saber, conocer, comprender los que otros no, dejan opciones para crear negocios rentables y sostenibles en el tiempo, sin hacer esfuerzo económico.

   Empresas de asesoría, de desarrollo de negocios o productos(servicios) personalizados, de relacionamiento o acompañamiento, de creación o apoyo, de entretenimiento o educación, pueden una base de orientación a seguir para capitalizar lo aprendido, articular lo desconocido, o desarrollar lo no creado con fines montar negocios sostenibles y rentables incluso, en los sectores sociales y culturales.

   En mi caso convertí el conocimiento en un inductor de valor que me ha permitido marcar la diferencia frente a los demás, y tener varios negocios en marcha sin inversiones iniciales de capital. Potencializar las experiencias de la vida, buenas y no tanto, ha logrado que la cuenta con fondos insuficientes no sea ni la amenaza ni la debilidad de un proyecto que tenga futuro de desarrollo y éxito.


Hasta la próxima. 



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[1] Expresión para manifestar que se inicia con todo lo necesario.

[2] Dinero, plata, moneda, etc.

[3] Urrego, Andrés. Por Encima del Concepto no hay nada. Recuperado de https://losentrepreiners.blogspot.com/2022/09/por-encima-del-concepto-de-negocio-no.html

[4] IBID

martes, 4 de octubre de 2022

TRAS LAS REJAS- El arte al servicio de la humanidad

   Conocí meses atrás un emprendimiento que movió mi vida. Trajo a mi mente el recuerdo de un domingo, cuando papá, llegó a casa con un desconocido.   

   “Se llama José y viene de la cárcel”, presentó Martiniano en tono seco al extraño, dejándonos a todos con la cara en forma de O de terror, al escuchar la presentación. Hablo de mi familia en pleno mirando al personaje quien después de un tímido saludo, se dirigió hacia el garaje para lavar el carro.

   Papá quiso ayudarlo ofreciéndole una oportunidad para su reinserción social, diciéndole en el lenguaje de las acciones, que cualquiera puede equivocarse, pero que es su deber aprovechar las oportunidades de resarcirse, y cambiar el rumbo de su existencia hacia uno de mejor destino.

      Hacia un mundo mejor.

   Algo por lo que deberíamos propender los seres humanos teniendo consideración por aquellos que por cualquier circunstancia han equivocado sus acciones, tal y como le pasó a José, quien llegó a nuestra casa a punto de cumplir una condena de 20 años por asesinato.

   Y es que lo del mundo mejor no es cuestión ambiental, animalista o de cumplimiento de los ODS. Debe enfocarse y de qué manera, en la atención al ser humano como parte fundamental para lograrlo teniendo en cuenta, su esencia primaria dentro de las dimensiones sociales, culturales y psicológicas, sin importar quién es, que hace, o donde se encuentra.

   Por eso cuando conocí a Manuela, Leidy y Sebastián haciendo un pitch sobre su emprendimiento, Corporación Epígrafe, mi vida se movió. Recordé a papá, pero también reforcé mi convicción de luchar por el cambio positivo, por la visión del emprendimiento social como vehículo para alcanzar el desarrollo y con él, el bienestar de la humanidad.   

   Un deber ser de todo emprendedor social del que ellos son ejemplo a seguir: el de   servir y beneficiar a la humanidad a través de emprendimientos que definan su sentido, concepto o propósito fundamental en un mundo mejor, operando bajo modelos de negocio o de intervención social innovadores, sostenibles y promotores de cambio radical.    

   Como lo hace la Corporación Epígrafe.

   La que me recordó a mi padre y su enfoque social de la vida.

   La que hace cosas por amor, no por trabajo, que lucha incansable por alcanzar la sostenibilidad económica y generar valor social mediante acciones dirigidas al fortalecimiento psicosocial de personas que viven en situación de encierro, con especial atención, en aquellos que cargan con su propio infierno ante la perdida de la libertad y están a punto de recuperarla, orientándolos para que asuman un propósito de vida superior de esperanza, fortalecimiento espiritual cuando salgan, aprovechando las bondades que el arte tiene para el asunto.

   Un caso de innovación social que no depende de recursos estatales para sobrevivir, sino de la gestión efectiva del equipo de trabajo por captar recursos del sector empresarial, la cooperación internacional, pero en especial, de las alianzas estratégicas y relaciones comerciales con aquellos que vean en su modelo CREA, un apoyo para el cumplimiento de los objetivos sociales de sus organizaciones.

   Otro deber ser del emprendimiento social.

   El desarrollo de activos intangibles como los modelos de intervención social propios. Modelos que permiten la realización de prácticas sociales escalables, medibles y generadoras de impacto positivo; replicables en otras organizaciones o lugares del planeta, que lleguen a convertirse porque no, en franquicias sociales, cero dependiente del estado. Una situación relativamente fácil de impulsar cuando se cuenta con el apoyo de equipos de trabajo transdisciplinarios de alto desempeño, conocedores del inductor de valor de la organización[1], y del sentido social o concepto de negocio de esta.

   Como el modelo CREA de Epígrafe.

   Un modelo de intervención social soportado en el inductor de valor know how[2], desarrollado por su incansable equipo durante años de trabajo. “(…) una estrategia de acompañamiento y formación humana para las personas privadas de la libertad, en la que se brindan herramientas, principalmente artísticas, que le permiten al individuo reconocerse, reconocer al otro e interactuar asertiva y positivamente con la sociedad (…) se utiliza la creación artística para facilitar la expresión y resolución de emociones y conflictos (…) se desarrolla la capacidad de motivarse, reconocer sentimientos propios y de otros (…) y manejar adecuadamente las relaciones. [3]

   Aunque CREA posibilita la sostenibilidad financiera y la capacidad de generar valor social de la corporación, no las garantiza. 

   La acerca al deber ser del emprendimiento social del siglo 21, uno que mantiene vigilancia sobre la inestabilidad del mundo y los cambios que se generan de manera abrupta y radical, para aprovechar las oportunidades sociales que surgen exigiendo a los emprendedores, a fortalecer las competencias y habilidades de resiliencia, emprendimiento e innovación, para proponer soluciones generadoras de impacto positivo para la humanidad.

   Como mi padre, Manuela, Leidy y Sebastián sirven a la humanidad. Él, desde el asistencialismo promovido en su época, ellos, desde la capacidad de emprender una empresa social que soporta sus acciones en la innovación social puesta  al servicio de personas que, por azares de  la vida, equivocaron su camino, pero que lo desean rectificar.

 

[3] https://epigrafe.org/informes/programa-crea/