“Tenemos que
unirnos y trabajar juntos”, propuso. “Tengo una idea de proyecto en donde podemos
sacar provecho ambos”, añadió, agarrándome fuera de base como diría Lisandro
Mosquera, compañero de la vida, gomoso del beisbol y 2ª. Base de su equipo de
rodillones.
Me
encontraba con mi amigo John, el contador del otro día, conversando sobre temas
de finanzas corporativas y estrategia contable, alrededor del aroma y sabor de
una taza de café especial con notas de manzanilla, miel y manzana verde, cuando
la conversación dio un giro, y la propuesta salió a colación.
Yo lo mire con
agradecimiento pues la situación empresarial no ha sido fácil ante la incertidumbre
social y económica que vive el país(Colombia), reconociendo que por mi mente alcanzó a pasar el comentarios popular en cuanto a mezclar amistad con negocios.
“La unión
hace la fuerza”, remató, reforzando la idea.
“Así es,
hermano”, le respondí con orgullo, recordando lo crítico que he sido de las
posturas competitivas individualistas de la mentalidad empresarial, una en
donde la mayoría, prefiere ser el dueño del 100% de nada, que del 1% de algo,
cuando de temas de negocios se trata.
O sino, ¿Cuántos
emprendedores pudieron ser exitosos, o empresarios evitar la quiebra, si no
hubieran encofrado sus ideas en la cabeza queriendo ser los dueños absoluto de
un todo que no existía, o queriendo llevar la mejor parte del pastel sin medir
los esfuerzos y aportes de los demás, con la creencia de que con la idea
bastaba para tener el control absoluto?
Reflexioné
sobre el asunto y le dije, “¿qué hay que hacer?
El
respondió, “unir esfuerzos, competencias, habilidades, diseñar un producto y
ofrecerlo a nuestros clientes, y a los que caigan dentro del perfil definido.”
Hablé en
tono suave. “Vamos de coopetencia”, le dije, recordando el concepto presentado
por Brandenburguer y Nalebuff en 1996, que invitaba a un nuevo estilo de
mentalidad en los negocios, que combina criterios de competencia, con cooperación.
“Y de
solidaridad”, argumentó ” pues, aunque
hacemos cosas parecidas en los negocios, no somos enemigos, como para que no
podamos trabajar juntos”.
Valoré su
comentario y con el ánimo de no quedar atrás, agregué: “Y de amistad.”
John asintió
lanzando una larga y estruendosa risa para validar mi comentario, algo de lo
que habíamos conversado días atrás, resaltando la importancia de la amistad en
los negocios, sin oponernos a ella, siempre y cuando se enmarque en valores de transparencia,
honestidad, solidaridad, lealtad y respeto, tal y como debe ser cualquier
relación.
Nos pusimos
manos a la obra.
Hoy
ofrecemos un servicio para las PYME que combina el modelo de gestión
estratégica y financiera express- GEFE- de mi autoría, con la capacidad extraordinaria
de John en la gestión estratégica contable y tributaria, con fines de promover
la formalización empresarial, la generación de valor patrimonial en los
negocios, y el fortalecimiento del tejido empresarial de la ciudad.
Lo hacemos con
éxito.
Y hemos
vinculado al proceso a amigos, expertos en otras áreas funcionales de la
empresa, para mejorar los impactos prometidos. Pero lo más importante, estamos
construyendo capital intelectual, social y empresarial, a partir de los valores
de la amistad y la disposición de servir a los demás, que nos unen.
Gracias por
tu lectura. Nos leemos en el próximo ensayo.
No olvides
dejar tu comentarios, los apreciaría mucho.
SUSCRÍBETE:
Excelente mi profe, la importancia de valorar lo que se lucha y trabaja con gran esfuerzo, implica el desarrollo que encamina al éxito.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Todo cierto, el esfuerzo, la entrega, es el camino para alcanzar metas y propósitos...
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